Pero... mmmh... qué putada...
Million Star Hotel, el segundo corte, tampoco parece estar a la altura de lo esperado. Es un tema bronco, pesado, con una cadencia que no le favorece por lo repetitivo que se acaba haciendo. A la hora de meter ruido, desde luego, lo hacían mejor antes. En
Shine a Light y, muy especialmente, en
Constantines.
Tiene que venir un tema que ya conocíamos a sacarnos de dudas. Y es que, en
Trans Canada, se da una de esas combinaciones de elementos tan buenas a las que los canadienses nos han habituado. Un riff de guitarra y bajo tan sencillo como pegadizo sobre el que parece deslizarse la susurrante voz de Webb, que va ganando intensidad hasta llegar al estallido final, que nos remite a los mejores Constantines. Un tema del que se habla mucho en last.fm y en las críticas que he leído. Un gustazo:
Y con el siguiente tema queda claro que en este trabajo lo peor es el orden de las canciones, ya que lo más normalito está todo al principio.
Es verdad, Shower of Stones es un verdadero chaparrón sonoro, con una batería implacable y unas guitarras ruidosas y desatadas. Pero, como Million Star Hotel, pasa sin más pena ni gloria.
Recapitulemos. Hasta aquí, hemos oído un tema excelente y diferente y tres temas que evidencian buenas intenciones pero a los que les falta algo indescriptible, esa chispa que inspiró su primer trabajo, anidó descaradamente en el segundo y dejó grandes toques en el tercero. Les cuesta hacerse pegadizos y pueden llegar a cansar (especialmente Shower of Stones).
En este punto es cuando comienza a vislumbrarse algo. En losdos siguientes temas se puede intuir por qué Constantines parecen sentirse menos cómodos en los temas que más quieren sonar a los primeros discos. No soy el primero en darme cuenta, ni seré el último:
Constantines han sufrido una evolución lenta a lo largo de cuatro trabajos.
Tournament Of Hearts ya lo anunciaba en temas como
Thieves,
You're a Conductor o
Good Nurse. Están bajando revoluciones. Quieren correr menos. Pero lo quieren hacer bien.
Our Age es un temazo, que crece con cada escucha. El estribillo, ritmo y letra, es una noria que sigue dando vueltas en la cabeza un buen rato después de escuchar el tema. Y, lo que es más importante, tiene esa 'chispa' de la que hablamos, esa justa medida entre las líneas que conforman el tema (destacables aquí batería y guitarra), ese ritmo pegajoso, ese intento de evitar la monotonía, de sugerir manejando las intensidades.
Llegados a este punto, hay que recordar que Constantines nos tienen acostumbrados a dejar caer uno o dos temas lentos por disco, entre los cuales están los geniales
Soon Enough o
Goodbay Baby & Amen. En este disco, y como si quisieran bendecir su descenso de revoluciones, han dejado caer nada más y nada menos que tres cortes lentos. Y los tres están entre lo mejor del disco.
De los tres, Time can be overcome es el que abre la veda, y todo en él es bueno. Aquí Webb gana enteros, es el verdadero centro sobre el que gira el tema y nos vuelve a recordar a las voces gastadas de Strummer o Bruce Springsteen. Nos recuerda que sabe ser sugerente, que sabe modular su voz al ritmo de la letra; en definitiva, sabe transmitir:
Pero el oyente de Constantines, que se ha criado con temazos como
Insectivora,
Shine a Light o
Nighttime-Anytime, exige más. Afortunadamente, tenemos todo un 'núcleo duro' del disco, los cortes 7 y 8, que le van a dejar
palote. Por fin llegan los temas movidos, cañeros, infectados de rock hasta la médula. Y vienen seguidos.
Brother Run Them Down es bueno. Es pegadizo, suena a todo lo que ha hecho bueno a este grupo; es lo que debería haber sido Hard Feelings. No tiene nada más, ni siquiera me parece excepcional, pero me encanta escucharlo una y otra vez:
Pero es
Credit River el tema que se lleva la palma. Ahora ya sí que estamos rozando la calidad del
Shine a Light, ese disco al que habría que organizar peregrinaciones. Por fin tenemos una muestra genuina de los Constantines más rabiosos, esos que se intuyen en los dos primeros cortes del disco. Lo que allí no llega a calar, empapa en
Credit River: energía, fuerza, ritmo. Uno escucha este tema y se convence de que a esta banda le gusta lo que hace.
Por cierto, ¿no os parece mil veces mejor single / videoclip éste tema?
Volviendo al disco, que a estas alturas se está volviendo bastante redondo, nos topamos con uno de los mejores temas del disco y, si me apuráis, de toda la carrera de los de Toronto. Es el segundo corte 'lento', titulado
I Will Not Sing a Hateful Song, y a mí me ha atrapado. Lo mejor es escucharlo:
Vamos a por el tema número diez, y llevamos desde el cinco encadenando temas buenos con temas mejores. ¿Se romperá la racha? No:
New King, el tercer corte 'lento', es un tema excelente. Con cierto aire folk, tiene una de las mejores letras del disco y sólo lo pondría un poquito por debajo del anterior.
Con él, se cierra el círculo
Time Can Be Overcome - New King - I Will Not Sing a Hateful Song, (ordenadas de peor a mejor). Resulta sorprendente que lo mejor de un disco de los Constantines sean tres cortes lentos. Si me preguntaran un resumen rápido, es lo que destacaría como novedad. Y es que, la verdad, estamos ante tres temas preciosos. Música bonita.
Cierran el disco
Life or Death, tema que mejora al ir adquiriendo intensidad hasta convertirse en un corte más que aceptable; y
Do What you Can Do, cuyo mejor lugar es, efectivamente, el cierre del disco: no es ninguna maravilla, tiene una cadencia muy lenta, pero no es desagradable. Un broche perfecto para un disco imperfecto.
¿Imperfecto? Sí.
Kensington Heights tiene un problema que ya tenía
Tournament Of Hearts. No es redondo, no es coherente. Desconfío totalmente de los discos concepto y esas cosas, pero me gusta que los trabajos tengan una cierta unidad interna. Y este trabajo está en una tierra de nadie entre los
Constantines del futuro y los del pasado. Nada cambia sustancialmente, pero todo suena diferente. Al principio, como vimos, hay temas que quieren ser y no son. No entiendo por qué ese tema de single. No entiendo por qué no se mete
'Easy Money', que es un corte muy bueno, en el disco.
No obstante, no nos llamemos a engaño. Estamos ante un discazo con todas las de la ley. Un trabajo con más luces que sombras, con temas que se escuchan una y otra vez. La producción es excelente, el sonido es impecable, los temas son, en general, buenos. Vale, no es un
Shine a Light, pero hay que comprender que trabajos como ése es difícil repetirlos.
Estamos ante una de las bandas mimadas de la escena altenativa de Canada/EEUU. Por cierto, Constantines son muy maltratados en España, en donde directamente ni se habla de ellos. Toca proselitizar, así que, si no les conoces, ya estás obteniendo una copia del
Shine a Light. Donde sea, como sea.
Y después, te escuchas
Kensington Heights. Qué narices, que
somos unos insoportables de mierda: llevo desde el principio de esta entrada manifestando mis dudas acerca de este disco, pero la verdad es que llevo sin quitármelo del mp3 semana y media.
Y, al fin y al cabo, esa es la mejor prueba de cuándo estamos ante un buen disco.
Revista de prensa:Para
allmusic.com, este trabajo es el peor puntuado porque es el primero de los tres que no aporta nada nuevo. Coincido con ellos en que los temas que suenan 'como antes' no llegan al nivel de los de 'antes', y en la crítica a Million Star Hotel y Shower of Stones. No coincido nada con la crítica a los temas lentos y en la alta consideración dada a Hard Feelings.
En un foro de Muzikalia,
Pachi, un usuario entusiasmado. Demasiado para mi gusto. Me ha gustado ésto:
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