Parece ser que Muse, invitados a un típico programa de variedades de la tele italiana, no llevaron muy bien aquello de desembarcar en la gran bota y ser informados de que su actuación iba a ser en playback. Así que, cuentan las malas lenguas, con intención y alevosía, intercambiaron sus puestos habituales de modo que el batería paso a ser cantante y bajo; el cantante, batería; y el bajista, guitarra y teclados. Nadie del programa pareció darse cuenta, pese a que la particular técnica de Bellamy a las baquetas es bastante sospechosa:
Canciones que te hacen sentir pequeño, arrastrado por la marea o, simplemente, fuera de todo lo que ocurre. Antonio Vega era un maestro de la melancolía. Yo, un estudiante recién llegado de la mínima Soria a la máxima Madrid con un ramalazo adolescente, mamado en el punk y el rock más callejero, que consideraba a todo cantante de pop o cantautor como algo insoportablemente tedioso.
La sala Sol celebraba un anivesario, no recuerdo cuál, con una serie de conciertos gratuitos entre los que estaba Antonio Vega.
Desde entonces, también escucho pop. Si intimista, sentido, triste como el suyo; mejor.
Gracias, Antonio.
Y, de regalo, otra canción para sentirse pequeño mientras el mundo gira. Esta vez, de Le Punk.
Si en la entrada anterior hablábamos de los Jayhawks, por lo veterano en esto de hacer música con aire añejo mientras de paso mencionábamos de pasada a los abuelos de todo esto del country alternativo o como nos de en llamarlo, hoy toca hablar de 16 Horsepower y los grupos con los que tiene algo que ver.
La música de 16 Horsepower es oscura, negra como el carbón. Se notan perfectamente las influencias del country, pero bebe de fuentes como Nick Cave o Joy Division. Su otra influencia es Cristo: David Eugene Edwards, padre del chiquillo, nieto de un predicador de una de tantas iglesias anglicanas de Estados Unidos, pasó su infancia de pueblo en pueblo escuchando sermones. A los 17 años, Edwards, ya casado, abandonó la iglesia de su abuelo para buscar un cristianismo más personal. Afortunadamente, esto no le llevó a ser otro plasta de la New Age como Brian Eno.
Poniendo tierra de por medio entre él y su abuelo, que al salir por patas le aseguró que iba a acabar en el Infierno, deja su Colorado natal para acabar en California -donde volvió a escapar de las garras de la New Age- y conoce a los que acabarían siendo 16 Horsepower montando decorados para una productora de películas B. Hay en el mundo sólo tres o cuatro cosas que son Verdad: una de ellas es el jamón serrano, otra es que el terruño tira mucho, con lo que Edwards vuelve a Colorado natal con los 16 Horsepower para empezar a hacer música, darse vueltas por los Estados Unidos para ganarse las lentejas y, como buenos artittas, tener doscientas broncas que acaban con un cambio de formación.
En seis años sacaron cuatro discos de estudio y un directo, todos ellos magníficos. Cosas de las bandas de culto, hay como trescientos millones debootlegsrondando por internet, por lo que no es difícil encontrar material de esta banda. Al final del post podréis encontrar links a varios de ellos en spotify, el mejor invento desde el mono mayordomo.
En 2001, 16 Horsepower hace un parón y Edwards no se puede estar quieto. En este momento empieza a trabajar en su siguiente proyecto: Wovenhand, donde él se curra la música en el estudio y luego busca una banda para tocar. Algo así como Lenny Kravitz, pero... bueno. No hay un cambio de estilo, Edwards sigue bebiendo de las mismas fuentes: la música negra y los artittas atormentados. Después de un tiempo se convirtió en una banda 'normal' y sigue en activo -en España les tendremos en el Azkena Rock Festival este mayo-. Hasta ahora llevan la friolera de siete discos, de los que Consider The Birds y Mosaic se llevan la palma en cuanto a calidad musical.
Por otra parte, los otros músicos de 16 Horsepower -sí, los que no son Edwards- hacían música y la han seguido haciendo después de su paso por el grupo. Tanto Jean-Yves Tola como Pascal Humbert eran parte de Passion Fodder, un grupo... ¡francés! Passion Fodder eran uno de tantos grupos herederos del Muro de Sonido, de la Velvet Underground y tuvieron cierto éxito en Francia y en los Estados Unidos. Ahora mismo, los dos palomos están en Lilium, más cercano al sonido de 16 Horsepower que a sus comienzos.
El siglo XX fue la leche. Convulso, pero interesante. Un comienzo brillante, una época gris a partir de los 50, un final sorprendente, todo él lleno de hostias. La música popular -que así, en esencia, es de lo que hablamos aquí- de finales, poco le debe a la del principio: se renovó en forma y fondo. El siglo XXI ha empezado regular en este aspecto -bueno, y en el resto casi también- y casi todo lo que sale interesante últimamente es una reedición de una forma u otra de rock que ya se hacía hace treinta o cuarenta años.
Da la impresión que el indie* se está agotando: tras su auge ahora está en la caida. Mientras que enlazó con la renovación a mazazos que supuso el punk, por lo menos en estilo, se ha acabado convirtiendo en fenómeno de estadios, vaciado de todo lo bueno que tenía. Por lo menos van vestidos menos ridículos que cuando pasó lo mismo con el metal. Bueno, menos Bono.
En la imagen, Bono dando vergüenza ajena
Mientras da la impresión que este estancamiento creativo va para rato y que nadie de aquí a un tiempo va a reinventar la música popular con las ganas e intensidad del punk, vamos a disfrutar de nuevos clásicos, de gente que en el fondo no ha inventado nada, pero lo han hecho muy bien. Parece mentira, pero toda la ola de post punk ya es mayor de edad, el rap no ha superado la fase anal y ni siquiera es una alternativa para la gente que disfrute de la música y la electrónica hace treinta años que dejó de ser lo nuevo. De todas la oferta estilística musical disponible, el country es una música de gente mayor estadounidense: es otro mundo, está culturalmente lejísimos de un español en la veintena. Pero hay cosas interesantes.
Retrospectiva: en el año 1965, Dylan saca el Bringing It All Back Home, un vinilo cuya cara A está interpretada por -Oh, the devil!- una banda de rock and roll y con unas letras a años luz de lo que hacía el resto de la gente. Por aquellas fechas, los Byrds y los Beatles meten un giro similar y sacan unos cuantos discos que, sin haber perdido el folk como referencia, son mucho más avanzados que lo que el resto de gente en todo el mundo -salvo honrosas excepciones- está haciendo. En el 68, los Byrds meten a Gram Parsons en nómina. El sónido de los Byrds en este momento vira más hacia el country: el primer disco de country moderno ha nacido: Sweethearts Of The Rodeo, una amalgama de rock y country que encaja a las mil maravillas. Acaba 1968 y Parsons forma The Flying Burrito Brothers junto con el bajista de los Byrds. El country alternativo, en aquella época ya es una realidad, se forma una escena de grupos que tocan el estilo y como todos los estilos, es popular durante un tiempo. Luego llegan los ochenta, década de la que no hay registro escrito más allá de la obra de los monjes, que en sus monasterios recopilan la sabiduría antigua hasta que esta época de oscuridad acaba con los 90.
En 1985, en medio de la Edad Oscura, unos cuantos melenas que no se habían dejado encandilar por los fuegos artificiales del Hair Metal montan los Jayhawks en Minnesota y se dedican a pelarse el culo en salas de concierto locales por todo el Medio Oeste, madurando su sonido. Un disco en 1986, homónimo, y otro en 1989, Blue Earth, con un sonido más maduro y cuidado, les ganan el derecho a una gira por todo el país. En el 91, pegan el petardazo, con Hollywood Town Hall.
Hollywood Town Hall es un disco redondo. Las influencias de Parsons y su prole son claras., no hay una innovación patente en su sonido, no hay nada nuevo. Pero el disco es maravilloso: las canciones se encadenan las unas con las otras, sin casi altibajos. Un disco muy calmado, que no apunta demasiado alto, pero que da un resultado digno de elogio.
Cuatro años más tarde, llega Tomorrow The Green Grass. Si HTH era bueno, este es perfecto. Es su último disco con Gary Olson, el cantante, al que se le hincharon los cojones de ser parte de un grupo con aspiraciones y se dedicó a hacer la música que le daba la gana. Un disco precioso, con joyas como See Him On The Street, Blue o Real Light.
Tras TTGG, los Jayhawks, sin Olson, bajaron un poco el nivel, pero no abandonaron su calidad como grupo. Los discos posteriores sin Olson siguen, desde luego, mereciendo la pena. Por lo crudo y lo directo a la mandíbula es especialmente recomendable elSound of Lies, el primer disco que sacaron tras la marcha del cantante. Hace ya seis años sacaron Rainy Day Music, su último disco hasta la fecha, un disco que sin llegar al nivel de Hollywood Town Hall o Tomorrow The Green Grass es disfrutable, quizás más cercano a las raíces del sonido country que fieles al rock.
* En esta santa casa el término indie nos parece una gilipollez, pero no me voy a poner a disertar acerca de lo que es indie y lo que no. No me sale hoy de los cojones y vosotros ya entendéis lo que quiero decir.
Hablando de folk-rock en Italia... los adeptos a Celtas Cortos, los mismos que hemos sufrido con el brutalmente decepcionante '40 de Abril', sabemos que al final de su excelente directo 'Nos vemos en los bares' hay una versión conjunta con unos tales Nomadi, talludita banda italiana (empezaron en el 1963) que trastea entre el folk-rock y el pop-rock (y la verdad, algunos de sus últimos temas más famosos suenan excesivamente caramelizados para una banda que parece haber sido durante años bastante alternativa).
La versión en cuestión, para el que no los conozca, es de su tema 'Le Strade' y, como todo el directo, suena bastante bien:
(la línea de bajo de Oscar García es monumental, pocos grupos versioneando a otros le ponen tanto empeño)
Pues bien, al igual que el público italiano de Nomadi puede que ignore la existencia de esta colaboración tan reggae, es más que posible que el público español de Celtas Cortos no tenga ni idea de que en el disco 'SOS con rabbia e amore' aparece la siguiente versión de la archiconocida 20 de abril.
Gracias a Javier Pérez de Albéniz, en soitu.es, descubro a un mostruo del que no había oído hablar. Habrá que documentarse, porque lo que hace el señor con una guitarra y sus cuerdas vocales es digno de mención. Y además se llama como el señor ese que nada mucho, sí, el de las medallas y la marihuana.
Un tema bonito para un lunes duro:
Nota: no es por deprimir más al público hispano, pero nótese que este señor está actuando bajo el logo de la BBC. ¿Se imaginan a nuestra recién-reformada TVE haciendo lo propio? (más allá de la cuerda floja en que baila No Disparen al Pianista, los espacios de la 2 a las mil de la madrugada o las cuatro migajas que sueltan a Radio 3)
¡Albricias! Qué mejor vuelta a la actividad de nuestra Falacia Mística que con - ojito - ¡el primer texto de la historia que lleva en su título folk-rock y no habla de Bob Dylan!
Efestivamente, lo que se pretende en este primer volumen de la hoy estrenada Guía Sonora de Italia es acercarnos un poco por encima a un fenómeno musical bastante insistente en la música, digamos, 'alternativa' italiana. Esto es, la mezcla del folk con los más diversos palos musicales: rock, pop alternativo, rap, etc...
Pero lo primero que hay que hacer antes de meterse en harina es aclarar de qué cojones estamos hablando cuando nos referimos al folk. Porque este folk no nos remite a señores sureños que llevan botas horteras y sombrero, tocan el banjo en la puerta de su rancho, votaron a Bush y a Reagan y cuando sus hijos se vuelven indies se hacen llamar Kings of Leon.
La siguiente imagen ilustra el conceto de mezzogiorno italiano, esto es, la zona del sur. Conocida por su pobreza respecto al norte (la diferencia puede llegar a ser escandalosa), por ser el hogar de las mafias (Camorra, Mafia, 'ndraghetta y Cosa Nostra, el nombre cambia con la zona), por ser más 'mediterránea' y más parecida en arquitectura y paisaje a España que el norte italiano... y por ser el origen del folk italiano.
El folk italiano se ubica especialmente en las regiones de Campania (famosa por su capital, Nápoles, es la primera que aparece en la costa izquierda), Calabria (punta de la bota), Puglia (tacón de la bota) y Basilicata (entre las dos anteriores y debajo de Campania). Su expresión más conocida es la Tarantela, (no confundir con el palo flamenco) y, ya que no tengo ni pajolera idea de este tipo de músicas, sólo puedo añadir que lo que más puede sorprender al lego es el uso de la pandereta y cascabeles (amén de instrumentos de cuerda), que suelen ser ritmos muy festivos, que ciertamente pueden recordar a una versión sin vientos de la música celta y/o a la música medieval juglaresca y trovadoresca y que el uso del acordeón, instrumento que entra en Italia por su conexión arriba-a-la-derecha con el Este de europa y por la inmigración zingara (gitana del este), no está en absoluto descartada ni desaconsejada aunque no sea tan típica como los citados cascabeles y panderetas.
Una vez demostrada mi absoluta incompetencia en el ámbito de la música folk, es hora de pasar a lo que interesa, que es cómo los diversos estilos de música actual han absorbido esta herencia histórico-festiva-etílica (aquí también se baila para beber, o se bebe para bailar o tutt'e due). Como el tema da para hablar largo y tendido, lo que aquí va es una pequeña selección de temas y artistas con una explicación poco acertada de lo que están haciendo:
1 - La nota histórica: Fabrizio de André
Cuando uno entra en Italia, una de las caras que le sale hasta en la sopa es el señor de Andrè: libros, biografías, fascículos, homenajes, discos, etc... Lo que aquí me cabe de Mr. Fabrizio es que es un cantautor muy reconocido por sus letras, poéticas y ciertamente críticas, retratando lo 'peor' de la sociedad y, de paso, a la sociedad misma. Como buen cantautor, de Andrè tenía cierto complejo de trovador y acompañó su música de tendencias folk tanto americanas (tradujo al italiano a Dylan) como italianas. Obsérvese en este su tema más conocido, con flautillas y todo:
Ya que estamos, no esta de más recordar que en El Padrino suena una conocida tarantela de Campania:
2 - Rock, rap y pandereta: Caparezza
Caparezza es un señor muy raro. Tiene el pelo muy largo y rizado, se dice rapero pero sus temas transpiran rock, metal y, a veces... folk. Proveniente de Puglia, el tacón de la bota, su tema 'Vieni a ballare in Puglia' ha logrado un éxito bastante importante en toda Italia (la primera vez que la oí fue en una discoteca de Milán).
Sin embargo, no todos han pillado la coña de la canción: donde parece haber una exaltación de su región, lo que hay es una crítica mordaz a la pobreza y miseria en la que tanto la corrupción como la 'ndraghetta (mafia local) la tiene sumida. Caparezza compuso esta canción al conocer las trágicas muertes de varios obreros en su zona natal, aunque en el tema se tocan otras 'desgracias' locales El truco de la canción es cambiar 'morire' por 'ballare': donde dice 'ven a bailar a Puglia' se debe leer 'ven a morir en Puglia'.
Eso sí, que nada estropee el turismo (españoles, ¿nos suena de algo?). En el simpático videoclip vemos al guía-Caparezza enseñando las bellezas de Puglia a un grupo de turistas mientras intenta que no vea los cadáveres diseminados por todas partes.
Nada más explícito, de todos modos, que el estribillo:
"Ven a bailar en Puglia, Puglia, Puglia donde la noche es oscura, oscura, oscura ten la cabeza alta cuando pases cerca de una grúa porque puede ocurrir que se suelte y venga abajo"
(puedo prometer y prometo que en italiano rima y no suena forzado)
Como se puede ver, la canción está llena de panderetas y ritmos folk. Ojito, que es oegadiza de cojones: por aquí ya tiene que sonar por cojones cada vez que nos juntamos para tomar aunque sea media birra.
(el tipo que sale al principio es Al Bano y, efectivamente, es una especie de Fary-Raphael famoso en italia... obsérvese la gestualidad a la Manolo Escobar; por cierto, Al Bano es también de Puglia)
3 - Gypsy Punk del Este: Gogol Bordello y su particular Tarantella
Suban un par de párrafos y busquen la Tarantela de El Padrino, una de las más míticas. Bien, ¿ya la han oído?. Pues, aunque no sean italianos, los global-punkis del este Gogol Bordello tienen su propia versión que merece ser escuchada: Harem in Tuscany (Taranta). Es curioso que la llamen taranta y no tarantela, y que el título hable de la Toscana, región para nada perteneciente al mezzogiorno (es la zona de Pisa y Florencia). Las conexiones de la música del Este y la italiana, por cierto, son constantes... así como el rollo festivo que transmiten contagioso hasta la médula.
4 - Tarantella all'inazione: referencia cruzada desde la otra dimensión
Afterhours son al folk como una verbena a Verdi: na que ver. Es una excelente - excelentísima - banda de rock alternativo con un sonido altamente ecléctico de la que en el futuro habrá que hablar por cojones, porque se lo merecen. Y las únicas panderetas y cascabeles que han visto fueron en clase de música cuando iban al cole, fijo.
Pero eso no quita para que uno de mis temas favoritos de su 'I Milanesi amazzano il Sabato' sea la denominada 'Tarantella all'inazione', que sólo tiene de tarantella la pandereta. Estos señores lo del ritmo festivo y bailable se lo cargan, aunque sea con buen gusto. Todo el mundo sabe que los modernacos ni bailan ni sonrien.
5 - Los veteranos al poder: Bandabardò, folk y buen rollo
Y de estos tengo un recuerdo reciente, ya que los ví en directo hace apenas cinco días. Llenaron por dos días consecutivos una sala de conciertos que para bandas con cierto tirón como Marta Sui Tubi o Il Teatro degli Orrori sólo hizo una fecha.Dice mucho de lo que los Bandabardò pegan en la Italia alternativa. Alternativa... y perroflauta ya que, como ocurre en España con las bandas de fusión folk, ska o reggae, el público era mayormente buenrollista. Así que saqué yo también mi perroflautismo, que lo tengo, y me lo pasé como un enano.
Y es que los Bandabardó, que me resultan un poco demasiado light en sus grabaciones, tienen un directo eléctrico, intenso y altamente recomendable. Salvando las distancias, me parecieron por presencia en el escenario y reconocimiento una especie de Celtas Cortos italianos. Por lo pionero en esto del rock-folk, por lo alegre, por lo izquierdoso. Una fiesta, vamos.
Por cierto, a igual que los Celtas Cortos son de Valladolid y no de Galicia, los Bandabardò son de Florencia y no del mezzogiorno. Asín es la globalización. Voy a hacerme un falafel.
(letra muy conocida y entusiasta, uno de los temas más sonados de Bandabardò)
(otro tema conocido, son mucho más eléctricos en directo que en disco)
(buenrollismo internacional)
6 - Après la Classe: folk-rock de pinchadiscos
Otra especie de Celtas Cortos locales de los que tengo pocas referencias todavía, los Après la Classe son una banda de rock fusionado con folk y cierta tendencia a trastear un poquito con la electrónica, los platos, etc... Personalmente, me suenan entre lo original y lo comercial: no es por negarle fuerza al siguiente tema (el título está escrito en un dialecto del sur desconocido para mí), pero cierto es también que, de todos los grupos citados, es el que más suena a MTV...
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