Ephel Duath: de marcha con Tolkien
Sin embargo, esta prolongada sequía literaria a la que me he visto sometido durante los últimos tres meses me ha permitido explorar algunas propuestas musicales que, quizás, me hubiesen pasado inadvertidas de otro modo. En cualquier caso, hace algunas semanas tuve el placer de conocer en un concierto a uno de los grupos del panorama musical patrio que sí merece la pena: Tinnitia. Fue a través de ellos como llegué a saber de una serie de bandas que, últimamente, han llenado mis espacios muertos entre intoxicaciones etílicas. Una de ellas, a la que me gustaría dedicar este post, es el adalid del Metal-Progresivo italiano, de nombre Ephel Duath.
Para aquellos pocos falácicos de trasfondo friki a los que el nombre les haya erizado el vello del cuello sin razón aparente, os diré que según Wikipedia, Ephel Duath es una cordillera montañosa que guarda las fronteras este y sur de Mordor. En este momento más de uno estará pensando que se me ha ido la chirimoya y he caído en la espiral descendente del Heavy medieval en plan Arwen. Pero la vida nos depara sorpresas inesperadas pues, ni yo he perdido el poco criterio musical que aun me quedaba, ni estos tipos tienen dragones en las portadas de sus discos.
Si tuviese que definir el estilo musical de estos señores diría que están en algún lugar entre los Mr. Bungle de Disco Volante y el Miles Davis de Bitches Brew, aunque posiblemente eso no le haga justicia a la banda, y es que el dúo (a veces trío, a veces otra cosa) de Padova da para mucho. Algo hay en su música de Jazz, algo de Avant Garde, un poco de Rock Progresivo y toneladas de Metal:
Esta pista pertenece al aclamado The Painter's Palette (2003), el segundo LP de la banda y, posiblemente, uno de los discos más rampantemente artísticos que he escuchado en mucho tiempo. Cada uno de los nueve temas que componen el álbum está subtitulado con un pigmento en un, imagino, intento de evocar algún tipo de reacción primaria en el oyente. Desde luego, su Praha, suena definitivamente Ancient Gold.
Con todo, el disco es francamente potable: aunque hay partes del mismo que no acaban de cuajar como Ruins (Deep Blue and Purple) tiene momentos álgidos como el solo de bajo de Labyrinthine (Crimson) en que te entran ganas de empezar a destrozar el mobiliario y quemar los cuadros de tu casa.
En definitiva una adquisición interesante para cualquier musicófilo empedernido que se precie.
El siguiente disco en orden de publicación tiene por nombre Pain Neccesary to Know (2005). En principio el grupo parte de una premisa diferente: la música progresa durante toda la duración del álbum sin pasar dos veces por el mismo sitio y , en conjunto, la instrumentación tiene un aspecto mucho menos racional que en el LP anterior. Es una pena que un disco con tan buenos pasajes quede ensombrecido por una determinación tan absoluta por dispersar su contenido. Si tuviese que escoger un tema para ejemplificar la tónica general del disco posiblemente sería Vector, Third Movement (primero en orden de aparición):
Ésta canción, si bien no es mala en absoluto, es quizás un poco pretenciosa (curioso que yo diga eso) en el sentido en que parece que intentan meter mucha más música de la que cabe en los cuatro minutos y cuarto que dura. Hay fragmentos impresionantes, pero soy totalmente incapaz de pensar en uno que me haya gustado inmediatamente después de escuchar el tema.
El último disco, al que no he tenido acceso aun, se llama Pain Remixes, the Unknown (2007). En un inesperado golpe de efecto han publicado una reedición en plan electrónica de su anterior trabajo. Y a la gente parece gustarle. He llegado a leer comparaciones con Aphex Twin, y eso son palabras mayores.
Confieso que la razón de ser de este post, además de evitar que el señor timonel me coma un brazo por haberle dejado tirado, es animaros a asistir al concierto que Ephel Duath celebra esta semana con Tinnitia como teloneros. Tendrá lugar el Viernes 23 de Mayo a las 9 en Siroco (c/San Dimas 3, metros Noviciado y San Bernardo, Madrid). Promete grandes cosas.