04 febrero 2008

La Musa en su laberinto

Muse es una gran banda, a todos los niveles. Grande porque sus componentes - los tres, a pesar de la preminencia de Matt Bellamy - son excelentes músicos. Grande también porque han hecho grandes composiciones con un estilo que, si bien deudor de muchas corrientes, posee un sonido propio, identificable y original. Grandes, sobre todo, cuantitativamente, porque han reventado como pocas bandas en los últimos años las listas de ventas, aforos, descargas, etcétera.

En el apogeo de su grandeza, el año pasado, llenaron dos veces el estadio Wembley (90.000 personas más la gente a pie de campo). Eso es mucho. Es territorio tradicionalmente vedado salvo a bandas como Dire Straits, Radiohead o Queen (de estos dos últimos grupos son grandísimos deudores, como el propio Bellamy reconoce). Ahora se preparan para sacar un doble CD/DVD con la experiencia. En el seno de la misma gira, pude disfrutar - previo pago - de su espectáculo en Madrid, y he de decir que fue uno de los mejores conciertos en lo que se refiere a bandas mainstream que he visto jamás. Y todo ello a pesar del recelo que me infundía toda la amalgama y pirotecnia visual (montajes audiovisuales de todo tipo, luces por todas partes, un escenario de design, el batería incluído en un huevo que se abría al principio y se cerraba al acabar el concierto...)

Muse son grandes, pero en su carrera se nota una cierta deriva a confundir grande con excesivo. No obstante, desde el momento en que hablamos de un grupo que temáticamente se lanza en brazos del space rock (esa cosa tan horrible y ampulosa que se le perdona a Pink Floyd por ser tan grandes), que alcanza en el uso del falsete niveles reservados a Freddie Mercury y a su sucesor/imitador Justin Hawkins de The Darkness, que juega con los tiempos e intensidades de los temas para sugerir al espectador una esquizofrenia de sensaciones triste - furioso - melancólico - aletargado - inspirado - violento - espaciales (impagable en este aspecto la gran "Butterflies and Hurricanes")... desde este momento, digo, estamos hablando de un grupo abocado al exceso.

Pero el exceso, que es bueno (aquí todos escuchamos a Mars Volta que es El Exceso), puede fluir en diferentes direcciones. Estoy seguro de que las sesiones de Chimo Bayo también eran excesivas - y estoy seguro de que Chimo Bayo es grande - pero no es el exceso que yo preferiría para este blog. Y el problema de la Musa es que, con el paso del tiempo, se ha ido embarrando las botas cada vez más en dos direcciones antagónicas. A saber: aligerar su música y hacerla más comercial y 'pinchable' (sin duda pensando en el revival ochentero que tristemente vivimos hoy día) y, a la par, enfangarse en complicaciones electrorraras sin mucho sentido y enguarrarse hasta las cejas de cultura visual 'pop' pelín saturada.

En 1999, Muse lanzó Showbiz, y aquello era un cañón. Estaba lleno de guitarras potentes, riffs pegadizos y mucha, mucha caña. Pero era lo suficientemente 'pop' y, sobre todo, brit (ese piano y esa voz...) como para triunfar. En general, Muse siempre se ha beneficiado de ser a la vez suficientemente rockero y popero (o alternativo y comercial) para atraer a más gente. Tenía sus baladas, sus temas más tradicionales y más rarunos (Muscle Museum). En general, era un disco relativamente tranquilo, comparado con Origin of Simmetry. Si tuviera que eligir una canción que representara el disco, sería Sunburn:



Dos años después, Bellamy y los suyos afilan sus instrumentos y efectivamente, como dice la crítica de allmusic.com, hacen de Radiohead pero metiendo caña. Pero les sale como un tiro. OOS es el mejor disco de la banda, donde mejor conjuntan todo lo comentado anteriormente. Meten más caña, más piano, la voz llega más lejos... ¿El tema? Indiscutible, New Born



A estas alturas y siendo ya conocidos, tenían que dar el bombazo, y lo dan en 2003 con Absolution, en el que hay de todo pero que, generalmente, se considera como más comercial (¿cómo?, para mí lo son desde el principio, desde el mismo momento en que lo raruno es tangencial y ocasional, es decir, saben hacerlo muy bien pero no se atreven a hacer de ello parte esencial del sonido de la banda).

No obstante, el disco marca nuevas cotas de grandeza... y de excesividad. Reconozco que temas como Butterflies and Hurricanes son exagerados. Y me gustan. Además, he dicho que en Absolution hay de todo: baladas radiopinchables (Endlessly / Falling Away With You), es verdad, pero también arranques de fuerza como Time is Running Out, Stockholm Syndrom, TSP e Hysteria, que es la elegida por la excelente línea de bajo.




¡Auch! Por primera vez, un servidor se separa de la doctrina oficial de Allmusic.com. Y es que para ellos Butterflies and Hurricanes (2006) es el más valorado de los cuatro... cuando para mí es el punto en que Muse se despista, se pierde, se marea, se equivoca y se ahoga. Una vez rizado el rizo, se plantean hacerle la permanente. Una permanente de todo lo que tengan a mano, de electrónica extraña, de ritmos aptos para el 'revival discotequeochentero', de referencias medievales (sí, sí, medievales), de ñoñería pop. Y se marcan un álbum casi prescindible. Con temas como 'Starlight', tan feliz y ochentero él que es capaz de endulzar la plantación de caña de toda Cuba. O el impepinable falsete electrorrock del single, 'Supermassive Black Hole', seguido de una superproducida hasta la desnaturalización 'Map of the problematiqué'. Hablando de superproducción la verdad es que, en general, todo suena inflado en un grupo que ha vivido de inflar todo. Sólo se salva "Assasain", y recuerda demasiado a un refrito de temas anteriores. Hasta llegar al insulto a la inteligencia, "Knights of Cydonia", una especie de intento de hacer una canción épica que remita musicalmente a una especie de caballería medievoespacial en movimiento y que me recuerda al peor Queen de los 80 o a la cabecera de una serie de dibujos animados japonesa. Es tan exagerado que parece de coña. hela aquí:



Sólo queda esperar que se les pase esta excentricidad que les ha entrado, o que sigan con ella y haya que colgarles el cartel de 'grupo fallido'. A ver que tal el directo. Nosotros, aquí seguiremos.

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